jueves, 2 de enero de 2014

Tipos de recarga en baterías electroquímicas


1.1.Recarga convencional.
 
Es la forma más sencilla de recarga. Aplica niveles de potencia que implican una carga con una duración de unas 8 horas aproximadamente. La carga convencional monofásica emplea la intensidad y voltaje eléctricos del mismo nivel que la propia vivienda, es decir, 16 amperios y 230 voltios. Esto implica que la potencia eléctrica que puede entregar el punto para este tipo de cargas es de aproximadamente 3,7 kW.
Esta solución es óptima, fundamentalmente, para recargar el vehículo eléctrico durante la noche en un garaje de una vivienda unifamiliar o garaje comunitario. Es un proceso relativamente sencillo si se compara con otros tipos de recarga, además de seguro por el nivel de tensiones a las que se trabaja.
Para conseguir que el vehículo eléctrico sea una realidad, y teniendo en cuenta el sistema eléctrico actual, la recarga óptima desde el punto de vista de eficiencia energética es realizar este tipo de recarga durante el período nocturno, que es cuando menos demanda energética existe. Aunque existe la posibilidad de incluir reguladores eléctricos inteligentes, estos reguladores con una serie de parámetros introducidos por el usuario y las limitaciones de la red decidirían el punto optimo de recarga.

Por último remarcar que este tipo de recarga es viable para todas las tecnologías de baterías del mercado actual. Sin embargo con este estilo de recarga no se puede verter energía del vehículo a la red, como si es posible en otros tipos.

1.2.Recarga semi-rápida.

La recarga semi-rápida  aplica niveles de potencia que implican una carga con una duración de unas 4 horas aproximadamente. La carga semi-rápida por lo general emplea 32 amperios de intensidad y 230 V en alterna monofásica. Aunque puede conllevar voltajes en alterna monofásica de 220 a 240 V e intensidades de 30 a 80A y se adapta a la mayoría de tecnologías de baterías, pero si aplicamos altas corrientes puede conllevar calentamiento o incendios en determinadas tecnologías.
Estos sistemas están pensados para recarga de vehículos en viviendas. Para que esto sea posible, la instalación de la vivienda tiene que ser adecuada con electrónica de potencia y un hardware de control si se emplean niveles altos de intensidad (60 u 80 A). A estos niveles elevados de intensidad los sistemas pueden ser utilizados para verter energía desde el vehículo a la red. 

1.3.Recarga rápida.

La carga rápida emplea una intensidad eléctrica superior a 600A a unos 400V y, además, entrega la energía en corriente continua, obteniéndose una potencia de salida del orden de 50kW, lo que supone una recarga del 65% de la batería en 15 minutos.
Esta solución es la que, desde el punto de vista del cliente, se asemeja a sus hábitos actuales de repostaje con un vehículo de combustión. Más que una carga, se debe concebir como extensión de autonomía o cargas de conveniencia.
Las exigencias a nivel eléctrico son mayores que en la recarga convencional. Lo que puede implicar la necesidad de adecuación de la red eléctrica existente. Por poner una referencia, la potencia requerida para este tipo de instalaciones es comparable a la de un edificio de 15 viviendas, por lo que no se pueden instalar en las viviendas de los usuarios y se tendría que instalar en ciertas zonas de la ciudad o aéreas de servicio. Además su instalación requiere una gran inversión inicial, tanto en colocación como en la adecuación de la red eléctrica aguas arriba.
Por otro lado hay que tener en cuenta la opinión de los fabricantes de baterías, ya que no es seguro que estos acepten esta tecnología como modo de carga. Por el momento esta tecnología está aún muy verde y ya han surgido los primeros debates sobre su seguridad.

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