Los tipos de carga
dependen principalmente de la potencia de la carga y por tanto del tiempo. En
un primer momento se distinguían entre tres tipos de carga, carga lenta,
semi-rápida y rápida, pero con la aparición en el mercado de nuevos modelos de
cargadores y vehículos la clasificación de los tipos de carga es la siguiente:
Recarga super-lenta, cuando no se dispone de una estación de carga y se conecta el vehículo mediante un cable específico a una toma de corriente convencional con una intensidad de 10 A. El tiempo de carga para una batería de unos 22 kWh ronda las diez y doce horas.
Recarga lenta, esta se lleva a cabo mediante una toma de 16 A, a una potencia de 3,6 kWh. Para la recarga de las baterías del apartado anterior puede suponer entre unas seis y 8 horas. Esta es el tipo de recarga más utilizada por el momento para la recarga del vehículo eléctrico, según estudios de diversas fuentes como el fabricante BMW.
Recarga semi-rápida, se realiza a una potencia de 22 kWh. El tiempo de recarga se ve reducido a una hora u hora y cuarto, sin embargo los costes de la infraestructura de recarga es en torno a la mitad de la necesaria para la carga rápida.
Recarga semi-rápida, se realiza a una potencia de 22 kWh. El tiempo de recarga se ve reducido a una hora u hora y cuarto, sin embargo los costes de la infraestructura de recarga es en torno a la mitad de la necesaria para la carga rápida.
Recarga rápida, a una potencia en torno a los 44-50 kW. La recarga hasta el 80% del total de la capacidad de la batería ronda la media hora.
Recarga ultra-rápida, este tipo de recarga es algo experimental de momento. Se suelen utilizar supercondensadores o baterías preparadas para potencias de carga muy elevadas. Se pueden recargar las baterías en 5 o 10 min o en el caso de autobuses, como es el TOSA de ABB, se realizan recargas parciales de 15-20 seg.
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